Para el último día Shun me llevó a Yokohoma, ciudad vecina de Tokyo. Por ser uno de los puertos internacionales, se ve bastante influencia occidental, en la arquitectura y especialmente en la comida. Aqui en lugar de té verde, mariscos y fideos, lo popular es café, sandwiches y carne de res.
Yokohama es más tranquilo, pero igualmente lleno de edificios y hay bastantes compañías de electrónicos y autos, puede ser un lugar bueno para trabajar. Se supone que el horizonte de esta ciudad es uno de los más bonitos.
Fuimos a una isla llamada enoshima y en esa playa habían muchos toldos de comida callejera, japoneses disfrutando de la playa y super bronceados! Totalmente diferente la onda.
Luego volver a Tokyo y yo escogí ir a un bar latino para devolver de alguna manera el shock cultural. El "Café Latino" es un lugar en el medio de Ripongi, donde se pueden ver japoneses y personas de otras etnias bailando salsa y bachata a un nivel bastante impresionante.
Este día fue de demasiadas carreras, pues los lugares quedaban demasiado lejos y aqui los trenes son extremadamente puntuales... Tal vez estar persiguiendo trenes después de cada comida es lo que mantiene a estos japoneses tan delgados. A mi casi me da indigestión.
Mientras iba en el tren y con exceso de tiempo libre, me puse a calcular la capacidad de cada tren y fue impresionante descubrir que en horas pico cada unidad del tren puede contener hasta 150 personas y los trenes generalmente tienen de 7 a 10 unidades. Miles de personas, el tren pasa cada 3 o 7 minutos y hay como 5 o hasta 10 rutas por estación. Increíble.
En este tiempo también me puse a pensar que vivir acá lo puede volver a uno fácilmente independiente y frío. En el tren y otros transportes, nadie habla por teléfono y rara vez la gente se habla entre ella, y si uno presta atención, está en un vagón con 150 personas, pero sin una sola voz. Es como si el tren fuera vacio, pero lleno de gente.
En todos estos dias he caminado lo que no caminé en los 3.5 años de Davis.
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